viernes, 19 de abril de 2013

El rey que se casó en Illescas…



 En este espacio he hablado en ocasiones de algunos reyes, que se quedaron en Illescas, que se casaron o incluso que nacieron algunos de sus hijos legítimos y probablemente, muchos de los ilegítimos.
Pero hoy no me quiero ir muy lejos en la historia, tan solo unas décadas, para recordar, quizás al último rey que decidió casarse en Illescas.

Me refiero a Leka I, un tiarrón de dos metros que gustaba según dicen de pasearse con pistola al cinto.


Este rey pretendiente al trono de Albania, formaba parte de la corte de reyes trashumantes que el entonces jefe de gobierno español Francisco Franco, había acogido en España. Vivió tan a gusto aquí, que decidió casarse en nuestro pueblo y claro en su boda se vitoreó a Franco y a Juan Carlos (algunos seguramente de los que ahora se acuerdan de sus ancestros y se hacen los “rojillos” por que es lo que se lleva).
Recordemos que la gran guerra, ( I guerra mundial), causó el derrocamiento de tres imperios europeos, el austriaco, el ruso y el alemán, junto con el de varias casas reales germanas y el sultanato otomano. Los países nacidos del cataclismo, como Polonia, Checoslovaquia, Finlandia y Estonia, se organizaron como repúblicas (que ahora conocemos algunas más pues se han vuelto a reorganizar). Sólo una monarquía, nació del caos de la posguerra, ya que el reino de Yugoslavia fue una expansión de la Serbia gobernada por la dinastía de los Karadjordjevic, esta fue Albania.

Recordemos un poco de historia (también olvidada) de Europa.

Cuando la autoridad de la Sublime Puerta (término usado para definir al gobierno del Imperio otomano y, por analogía, al propio Imperio), fue por fin expulsada de los Balcanes, uno de los caciques albaneses, Zog Zogu (1895-1961) fue el primer ministro del país entre 1922 y 1924, en 1925 la asamblea constituyente le nombró presidente y en 1928 se decidió a proclamarse rey constitucional con el nombre de Zog I.
Aunque Zog Zogu, fue el único rey europeo de confesión islámica del siglo XX, algunas de sus medidas iban en la misma línea de occidentalización que las aplicadas por Kemal Ataturk en Turquía, si bien no empleó sus métodos violentos. Zog, prohibió el uso del velo a las mujeres, suprimió la servidumbre y modernizó el ejército.



Su gusto por los uniformes de corte italiano (guerreras blancas, solapas anchas, entorchados dorados y pantalones bombachos) y el bigote engominado, la gorra ladeada, eran una de sus extravagancias,  a veces se hacía fotografiar con sus hermanas, y posaba cual de un catálogo de moda militar se tratase. Hay quién asegura que sirvió de modelo al dibujante Belga, Hergé, para ambientar la corte del reino de Syldavia en la aventura de su personaje Tíntin “ El cetro de Ottokar”.
Sea como fuere en 1938, encontró por fin una esposa, pues las dinastías tradicionales ( de sangre azul) se habían negado a entregarle a alguna de sus hijas, ya que el país era atrasado y violento y se dudaba de la perduración de tan “peculiar” monarquía. El 27 de abril de 1938, se casó en Tirana con la condesa húngara Geraldine Apponyi de Nagy Apponyi, cuya madre, Gladyz Virginia Stewart era hija de un millonario de Virginia.
Zog I se adelantó 18 años a Rainiero III de Mónaco, que como todos sabemos casó con la actriz y multimillonaria estadounidense Grace Kelly. Y es que al parecer lo que les faltaba a estas mujeres tan adineradas era un título nobiliario, para ser totalmente felices.
A la boda asistió en condición de testigo el conde Galeazzo Ciano, yerno del duce, Benito Mussolini, y ministro de Asuntos Exteriores del reino de Italia. Los recién casados recibieron como regalo del führer alemán Adolf Hitler un automóvil Mercedes (igualito regalo que a Franco, que cosas, así de amiguitos).

Meses después (supongo que al menos nueve por aquello de las habladurías) la reina dio a luz un heredero fortaleciendo así la dinastía Zogu, por lo que el régimen italiano decidió anexionarse el país, que hasta entonces había sido un satélite. El 25 de marzo de 1939 Roma presentó un ultimátum, que Tirana rechazó.
El príncipe Leka, nació el 5 de abril y el 7 comenzó la invasión militar italiana, que se completó en dos días. Así, Italia dominaba las dos orillas de la entrada al Adriático y ponía un pie en los Balcanes.

La familia real huyó a Grecia. Se dice que Zog I se llevó el oro del banco estatal para asegurarse el exilio. En la Segunda Guerra Mundial, los comunistas se hicieron con el poder, abolieron la monarquía e instauraron la república popular. El dictador del país fue Enver Hoxa. Que había combatido en la guerra civil española en las Brigadas Internacionales; construyó un régimen alucinante, aliado con la China maoísta y además unos 700.000 Bunkers por todo el país. ( toda Albania al parecer tampoco es tan grande).

Pero volvamos a los “Reyes de Franco”.

Cuando Zog murió , en abril de 1961, su hijo Leka pasó a encabezar la casa real albanesa y fue proclamado rey en París. Por invitación de la duquesa de Valencia, Leka y su madre se trasladaron a vivir a España. En esos años la vida social en Madrid era entretenidísima. Junto a actores como Ava Gardner y Charlton Heston, atraídos por el productor Samuel Broston, se encontraban expresidentes hispanoamericanos como el argentino Juan Perón y el venezolano Marcos Pérez Jiménez, más un ramillete de miembros de la realiza europea, como el archiduque Otto de Habsburgo, Miguel I de Rumanía, Simeón II de Bulgaría, los Bragration de Georgia y por supuesto un racimo de Borbones.
Con la protección de Franco, Leka se dedicó a los negocios y construyó una casa-fortín en Pozuelo, ya que su enemigo Hoxa, intentaba asesinarle. Fue el único de los pretendientes a tronos derrumbados por los comunistas que trató de combatir por las armas a los dictadores que dominaban sus países. El rey sin reino organizó al menos un par de desembarcos en Albania de fuerzas paramilitares en los años 70 y 80.


El 10 de octubre de 1975, Leka se casó con la australiana Susan Bárbara Cullen-Ward, hija de un acaudalado ganadero, a la que había conocido en Sidney. El banquete se celebró en las instalaciones del entonces restaurante José Luis ( hoy la Quinta). A la boda asistió un millar de albaneses, que, según el cronista Juan Balansó, (ABC) veían encarnado a Su Majestad Leka I, el “símbolo de la unidad y libertad de su país sojuzgado por el yugo marxista”.

Por parte de la realeza estuvieron presentes la reina Farida de Egipto, la reina de Bulgaria Margarita Gómez de Acebo, el duque de Cádiz Alfonso de Borbón y Dampierre, el duque se Sevilla, Francisco de Borbón y Escasany, el príncipe Miguel de Francia, el príncipe Nicolás de Rumanía, los grandes duques Vladimiro y Leónida… vamos que una gran fiesta “real”. Los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía, la reina Isabel II y el presidente del Gobierno, Carlos Arias, enviaron sus felicitaciones a la pareja.


En la ceremonia participaron representantes de las tres religiones presentes en Albania; islámica, ortodoxa y católica, y también anglicanos, debido a las creencias de la nueva reina.

El discurso de Leka fue en la línea de “ Albania y España siempre serán amigos, y los gritos de “Arriba España” “Viva el Caudillo” “Vivan los Príncipes de España”, ignoro si se mantuvo la costumbre balcánica de disparar tiros al aire. La boda no sería tan elegante y glamorosa como la del príncipe Guillermo de Widsor y Kate Middleton, pero seguro que fue más divertida.
Fue sin duda la última fiesta celebrada en la España franquista, con los personajes más representativos de un régimen al que solo le quedaban cuarenta días de vida, los mismos que a Franco, la cuenta atrás había comenzado inexorablemente…

El 31 de enero de 1979, el entonces presidente Adolfo Suárez ordenó su expulsión inmediata de España en cuestión de horas, esta expulsión fue debida a la negativa de Leka a entregar el arsenal que poseía en su domicilio, un auténtico bunker, protegido por garitas y troneras con vigilantes armados. Al negarse a ello, se pusieron a su disposición los medios para que pudiese abandonar el país inmediatamente. Se le autorizó a hacerlo con familia, escoltas, perros de presa y armamento. Para ello se fletó un avión de la compañía Spantax con dirección a Rhodesia. La operación le costó a Leka tres millones doscientas mil de las antiguas pesetas aunque claro el estado le ayudó pues el rey Juan Carlos pidió que la expulsión se hiciera con respeto y sin violencia. Aún sin trono, Leka seguía siendo rey, un rey tontorrón, pero rey al fin y al cabo, en esto los reyes como los cuervos, son todos muy solidarios unos con otros y no se sacan los ojos.



Espero que os haya gustado esta pequeña crónica social y aprovecho para dar la enhorabuena a Diego Capitán por su nuevo programa de radio “ Illescas Medio Siglo”.

Por cierto, prometo no tardar tanto en publicar a sido por causa mayor.