viernes, 12 de agosto de 2011

El canon del Alarife de Illescas.

Hace ya casi un año, que emprendí la aventura de hablar de la pasada historia de mi pueblo. Desde el principio y siguiendo mis primeros pasos he tenido un seguidor asiduo, que el pasado mes de enero, dio a la luz un maravilloso libro titulado “El  Canon del Alarife de Illescas”.


 Hablo de Wilfredo Mariñas Guerrero, hijo adoptivo y vecino de esta villa, enamorado de ella como pocos, a buscado entre los entresijos de nuestra olvidada historia, para ofrecernos  una visión particular sobre el Alarife ( maestro de obras, arquitecto) y su Canon ( modelo). Al acometer la tarea, que quedaría plasmada por los siglos,  por su fuerza, seguridad y belleza. Que no es otra que la torre mudéjar de la iglesia de Sta. María.

Atrás quedó el nombre de dicho personaje, quién fue, o como vivió son unas incógnitas que seguramente quedaron enterradas para siempre, por la desidia de la que hablo continuamente de los gobernantes que nos tocaron en suerte.
Pero Wilfredo, nos abre una posibilidad maravillosa de conocerlo, aún sin saber casi nada de el, simplemente por el legado que nos dejó, y que como el mismo Mariñas, escribe en su libro “Tocar sus ladrillos también es sentir el éxito de su diseño; todo en torno a ella ha cambiado una y otra vez, salvo ella, que continúa elegante y esbelta. Se sabe la más bella de entre su género. Orgullosa desafía el olvido. Paciente soporta el descuido de aquellos a quienes protege.”

Todos los illescanos sabemos que nuestra “Torre” es de estilo mudéjar, algunos (pocos, lamentablemente) saben que este estilo artístico se desarrolló en los reinos cristianos de la península ibérica, pero incorporando influencias, elementos y materiales de estilo hispano-musulmán.

Estas maravillas arquitectónicas son la consecuencia de las condiciones de convivencia existente en la España Medieval y se trata de un fenómeno exclusivamente hispánico, que tuvo lugar entre lo siglos XII y XVI, como mezcla de corrientes artísticas cristianas, (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época y que sirve de eslabón entre las dos culturas.


Pero volvamos a nuestro amigo el Alarife y su Canon, seguramente fue una mente cultivada  en  geometría . El autor nos lo presenta, iluminado por una tenue luz, trabajando febrilmente en su obra, sobre su mesa, los instrumentos rudimentarios que ayudaban en su trabajo, un compás, y una regla, en un rincón apilados manuscritos de Sagradas Escrituras ( la Biblia y el Corán conjuntamente quiero pensar) tratados de matemáticas, pergaminos de otras ciencias. El alarife soñador crea su obra, y nos deja plasmado el número dorado.


Probablemente adivinará, que todo será mutado una y otra vez,  por años, modas y siglos, pero que su obra al fin y al cabo se mostrará inalterable, esbelta como ninguna en la villa, retará al tiempo y a los elementos, mostrándonos un hermoso e inmortal mensaje.
Así de majestuosa y grandiosa nos la muestra Paula  Ayguadé, grandisima fotografa que acabo de descubrir.

Wilfredo nos ofrece esta obra, para todos los amantes de las tradiciones, los símbolos, el arte, y la ciencia. Sirva este pequeño homenaje a tan gran documento.













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