sábado, 7 de mayo de 2011

El Greco Y La Hermandad de los Infanzones de Illescas.

De 1600 a 1927 y de aquí hasta 2011, esos son los años que han pasado, desde este suceso lamentable por la perspectiva, y desleal para con el artista.
Qué tristeza debió sentir, aquel gran virtuoso del espíritu, teniendo que descender a la vil tasación de su obra, como si se tratase de un simple operario avaricioso o de una inconsistente mercancía. Nada más y nada menos que “La Obra del Greco”.

Gracias a D. José Cortés  Echanove, que ha acertó en investigar los archivos, que con sus letras eruditas documentó la historia y el espíritu de las antiguas Hermandades Caballerescas de Castilla, bajo el patronato del Conde de Cedillo y de los Infanzones de Illescas en 1927, podemos tener conciencia hoy, de lo que aconteció en nuestro pueblo, con el Artista del que tanto nos vanagloriamos en la actualidad.

Corría el año 1600 y se trataba de adornar y engrandecer la iglesia del hospital de la Caridad, de Illescas, cuya edificación fue mandada hacer por el purpurado estadista de nuestro Renacimiento, Fray Xímenez de Cisneros, que, no sólo reedificó las casas, si no las almas, impulsando las antiguas y nuevas hermandades de Infanzones. Y las fusionó y organizó de tal modo, que respondieran a los fines de bien público, para el que fueron creadas (nada que ver con la parafernalia actual). Hermandades que según los historiadores hasta el mismo Napoleón Bonaparte respetó, reconociendo y comprobando personalmente su grandeza y utilidad.
Pero os preguntareis, que pinta en todo esto El Greco, o mejor dicho, que papel representa???

Al Greco se le encargó la construcción y decoración del Retablo mayor. Y, acabando aquel su obra, los patronos y vocales o seises del hospital de la Caridad, hicieron venir de Madrid, como tasadores a Pompeo Leoni  hijo del también escultor Leone Leoni, con el que colaboró al servicio de la familia real española, y Eugenio Cajés  hijo del pintor aretino Patricio Cascese  (1544-1611), que trabajó en El Escorial para la corte real. Y otros diez oficiales, maestro dorador y ensamblador, para que vieran y tanteasen el valor del Retablo que Domenicus el griego había realizado, a los cuales el patrono Alonso Martínez, pagó 416 reales por su trabajo de tasadores. Pero el Greco no se conforma con la tasación que estos entonces desconocidos artistas hicieron de su obra, y pidió la retasa.
Más los patronos y vocales también se oponen a la misma. Y otorgan poder al Dr. Juan de Roxas, prioste, para que éste entable pleito a “Domenicus Theotocopu`i , el griego”. Y así pasan los años; y se gastan dineros en letrados, procuradores, secretarios y personas de Toledo y Burgos, valedores y recaderos, con el propósito de que no prevalezca el criterio de aquel tal Domenicus, el griego y acepte la primera tasa, y no cunda el ejemplo, no sea que haga escuela su rebeldía en los demás artistas de su época.

El señor Cortés Echanove, recalca como los patronos pagaron fielmente cuantos gastos originó el pleito. Y eso es lo triste, que a todos pagaron menos al artista.
Hasta que el Consejo de Hacienda hace justicia al Greco, y aún llega a más , utilizando su sentencia, mejor, poniendo en el fallo el espíritu  y la letra de los mismos argumentos que adujo el Greco para defenderse por si mismo. Aunque muchos parciales creyeron, o quisieron creer y hacer creer, que el informe atribuido al Greco los pensó y escribió Lope de Vega, amigo efectivamente del inmortal litigante, y en cuyo pleito compareció.
Y el licenciado D. Juan Alonso de Butrón reproduce el curioso documento de defensa propia que el Consejo de Hacienda aprobó y que dice textualmente;

“Los pintores defienden su arte con las inmunidades que lo hicieron libre desde su nacimiento. Dicen que no ciñen las palabras de la ley las obras de sus manos, por ser sólo acomodar el ingenio con este arte, el objeto que se trata de pintar; contrato innominado, do ut facias ( te doy para que me hagas) , que no admite gabelas, con más propiedad que venta, de que jamás se ha pagado alcabala, como lo ha interpretado la costumbre, que se admite, sin embargo de los rigores de la ley del reino, por ser interpretativa de ella, y así está declarado por leyes posteriores, y, en caso semejante, lo ha juzgado el mismo Real Consejo, Tribunal, soberano…”
Y añade Butrón.

“Que, en conformidad de lo referido, el Consejo de Hacienda ha sentenciado a favor de la pintura, en el pleito que el alcabalero de Illescas trató con Domenicus el Griego sobre los 50.000 mil maravedís de la alcabala del retablo, que hizo para la Iglesia de la dicha villa, y que el consejo debe juzgar por esta decisión este pleito.”

Sentencia que, en fecha de 11 de enero de 1623, confirmó definitivamente el Consejo declarando en ella “ que los pintores no paguen alcabala de las pinturas que ellos hicieren y vendieren, aunque no se les hayan mandado hacer, y con qué se haya de pagar alcabala de las que vendieren no hechas por ellos en sus casas, almonedas y otras partes.
He aquí un pleito por una obra de arte, que duró veintitrés años, casi los últimos de su vida.
Y todo para nada, Solo el Greco triunfó, Sólo el Greco perdura, El divino “quimérico” que estaba calificado de loco, por los vulgares de su época. No por los Lope ni los Cervantes, que lo comprendieron y admiraron en vida. Eso sucedía en 1600, casi como en 2011????.


Datos recopilados de un artículo de Federico Navas, ABC ( Madrid) 27/ 02/ 1927.