viernes, 18 de febrero de 2011

Comienzan las obras…

En el año 1500, el Cardenal Ximénez de Cisneros, queriendo levantar en el sito denominado “el cerrón”  un convento de religiosas franciscanas, pidió a la villa de Illescas, su permiso, que fue concedido, con la condición de que elevara otra ermita y hospital dentro de la población. El dilema que le vino entonces era el de levantar el convento en el cerrón o hacer ambos edificios dentro de la villa. Indudablemente, y como podemos apreciar todos, optó por construir dentro de la población en el sitio que ocupan en la actualidad. Si el monasterio Dubiense hubiera estado colocado donde ahora se halla el convento franciscano de Cisneros, no se comprende cómo le pusieron por condición que llevara la imagen de la Virgen de la Caridad a una ermita dentro de la población, puesto que ya estaba dentro de su radio. Es, pues, de presumir que al querer los vecinos tener a su imagen dentro de la villa, es porque antes no la tenían y, al no tenerla, alguna distancia de consideración les separaba de ella. Indudablemente, y debido a la escasez de materiales que esta región siempre a tenido, demolerían los restos del monasterio y ermita, y los aprovecharían para las nuevas obras, siendo esta, por tanto la causa de que en el “cerro de Balanzana”, solo se hayan encontrado cimientos.

     Devuelto el pueblo a la Corona Real el 6 de mayo de 1575, trataron de levantar un templo más suntuoso a la virgen de la Caridad, y llevada a efecto la idea, comenzaron las obras en 1588, para terminar el 4 de junio de 1600. En su construcción utilizaron ladrillo y piedra, y ésta la allegaron derruyendo el antiquísimo Alcázar que la villa poseía desde tiempo inmemorial, al Este de la población. Lástima grande, pues lo que los moros no ejecutaron, dando una prueba de sensatez y civilización, lo hicieron sus habitantes por ahorrarse el traslado de las canteras, no lejanas. (más o menos seguimos en las mismas, sin pizca de sensatez ni de civilización).
Pudiera ser, que el alcazar, tuviese este aspecto


En mi infancia, nos contaban que no pudiendo derruir los muros del Alcazar, y faltando el material para construirla, después de una noche de tormenta, los vecinos hallaron con gran estupor el Alcazar derruido, y las piedras colocadas, tal, como para ser llevadas a su nuevo emplazamiento. “milagro” entre otros, fruto de la imaginación de algunos, al no saber con exactitud como se hizo el derrumbe, pues El Señor Alberto Aguilar, en sus “notas histórico artísticas” escribe sobre  una Real Cédula, que se “conservaba” ( ignoro si aún se conserva), en el Archivo municipal, al referir la toma de posesión del Escribano real, menciona la ceremonia efectuada al corresponder el turno al castillo o Alcazar que la villa poseía y por ser casi el único documento antiguo que Don Alberto encontrara que hiciera mención de tal hecho, lo transcribía íntegramente, en su libro , por creerlo de alto valor y singular rareza.

El cual paso, a transcribir.

Ordenanzas de Toledo 1505, Archivo municipal de Medina del Campo. ( es que de Illescas, no encuentras gran cosa )
…”E después de lo suso dicho en la villa de Illescas el dicho día y mes y año suso dicho el dicho señor juez fue a la fortaleza de la dicha villa e que es un castillo derribado por muchas partes y mandó abrir las puertas del lo cual se hizo por mandado y entró dentro con los testigos y personas Infra escriptas y tomó la posesión necesarios tomando como tomó dicha fortaleza e castillo de su majestad y no hubo cosa alguna en él cosa alguna que poder inventariar aunque su merced fue informado que algunas municiones y armas del dicho castillo estaban en poder de cebedeo de madrid mayordomo que fue del arzobispo y para que hasta en tanto que su majestad otra cosa provea recibiendo en si nombrar alcaide y mandó  que se hiciera el inventario jurídico de las municiones y cosas pertenecientes al dicho castillo para que el alcaide que fuere nombrado no lo tenga a su cuenta e cargo e testigos que fueron presentes a lo que dicho es alvaro de castro e baptista de caceres e alonso lopez vecinos de la dicha villa que lo firmaron de sus nombres juntamente con el dicho señor juez que avsi mismo lo firmó el doctor gilberto de vedoya por testigos baptista de caceres alvaro de castro escribano alonso lopez ante mi baltasar de linares..”

El texto no tiene ni comas, ni palabras mayúsculas,  podéis haceros una idea de cómo estaba escrito el texto. Me pregunto si el trabalenguas “me han dicho, un dicho, que han dicho, que he dicho yo… comenzaría por un texto semejante.
El inventario que se hizo de lo entregado por Lope de Vaillo, alcaide del castillo, ante el apercibimiento de mis ducados de multa por haberse negado en principio para hacer la entrega, dice así:
…” Primeramente dos cadenas de la puente levadiza Iten dos tiros de hierro desecavalgados: Iten un tiro de bronce mediano encavalgado: Iten un servidor de de hierro puesto en un palo:Iten doce escopetas.Iten una garrucha de armar ballestas en un cajón.Iten nueve petos de armas viejas los siete con espaldar i los dos sin ellos:Iten dos moriones: Iten cuatro brazaletes viejos.Iten seis arrenas de ballestas viejas.Iten dos lanternas viejas.Iten un tiro de hierro desencavalgado que es medio tiro. Iten otro tiro de hierro grande encavalgado en una caja.Iten una reja de hierro encajada en madera:Iten una cruz de hierro con una veleta que estaba en uno de los cubos de la fortaleza. Todos los cuales bienes…”

En el citado archivo municipal, Don Alberto, encontró una copia del privilegio dado por Alfonso X a los vecinos de Illescas, para que no obedeciesen al arzobispo, deán, ni iglesia de Toledo y derribasen el Alcazar, que estaban reparando. Con todos estos datos , no es aventurado conjeturar, aún más firmemente, la antigüedad de tan yuguladísima fortaleza, que de existencia anterior a la dominación sarracena sería restaurada en el onceno siglo al amurallar Alfonso VI y convertida en sola estancia primitiva, en Alcazar Mudéjar, ya más en armonía con el ambiente guerrero de la época.
Calle del Coso en la Actualidad


De lo que se deduce probablemente, la leyenda popular, que nos contaban en la infancia.
Lo único que nos queda de dicha fortaleza, son las piedras, con las que se construyó el santuario hospital de nuestra señora de la Caridad. Y el nombre de la calle del Coso, que desde tiempo inmemorial, llevaba hasta el citado alcazar. De donde se deduce que este estaría situado, en el sitio que actualmente ocupa, La Unión FENOSA, el cementerio Viejo, y calles colindantes.

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